Q VES CUANDO NO VES?

Q VES CUANDO NO VES?

viernes, 18 de octubre de 2013

La sangre entre mundos. (final agregado a pedido de muchos, muchos)

Parte tres y final-( agregada a pedido)-

Por alguna razón, esa tarde no pude detenerme.
 Venía con el tiempo justo. Y de todas maneras él seguía allí tendido como casi de costumbre.
Solo la “nueva” pintura saliendo de la pared blanca, el graffiti, me parecía algo extraño. Pero como el arte en las paredes siempre me pareció maravilloso, simplemente seguí de largo.
La moto comenzaba a toser, y cuando eso pasa, el mensaje es claro. A “boxes”, sino el lunes, sería un día de trabajo perdido.
Lo cierto, es que el fin de semana pasó sin sobresaltos.
Mi equipo de fútbol volvió a perder, el asadito para cuatro se convirtió en asado para un batallón, gracias a mi mujercita y  la plata juntada en la semana mágicamente se esfumo en dos o tres cositas. Así seco, comencé la semana cuesta arriba, como siempre.
 Con mil deudas y en cero.
El lunes le metí como loco todo el día. Tanto que ya ni me acordaba del “cazador” y los monstruos. Tenía mis propias batallas por pelear.
Pase, todo el día como endemoniado posteando de un lugar a otro de la ciudad, esquivando “boludos y polis”,que como siempre van por la que te ganaste.
Por la noche bien tarde, ya en casa y con mis hijas mayores ya durmiendo, mi mujer me dice.
-         Ocúpate del chiquito. No se que vio en la tele y anda asustado. Tiene miedo a los monstruos. Dice que lo van a comer a la noche y que solo se duerme si vos te acostas con él. Dale apúrate, contale un cuento como siempre y tirate que si te quedas dormido te levanto y aprovechamos para cenar juntos.
-         Ok, subo. Le dije y subí a la segunda planta de casa, donde “el demonio de ojos azules”, mi cachorro mas chico, el de cuatro años, miraba la tele metido en la cama y tapado hasta los ojos, con todas las luces prendidas.
-         Menos mal que llegaste. Ni loco duermo hoy solo. Me dijo al toque.
-         Que pasa “Pucho”, a que le tenes miedo esta vez.
-         A los monstruos y a la oscuridad. Ni loco duermo solo esta noche, quédate conmigo.
-         Mira que los monstruos no existen, no te preocupes. Le dije auto convenciéndome.
-         Para vos! No existen, pero estoy seguro que sí. No te vayas por favor. Me suplico.
Le sonreí, me saque los borceguíes y me tiré a su lado, a bancar “Disney junior”
Apagué la luz y fundido como estaba me planche antes que él. De todas formas y apretándome la mano como una garra, se durmió a los quince minutos; y mi mujer llegó al rescate.
Cenamos ligero, ya que mi mente “fumaba”.
Mi mujer no paraba de hablar y mi cabeza estaba en otra.
El “borrego” me había llevado nuevamente al “cazador”, y para ser francos a esa altura ya no estaba tan seguro con mis pensamientos.
He creído tantas idioteces en mi vida, que una más no seria tan grave. Aparte escuché a cada uno….
 Mientras mi mujer levantaba de la mesa, me prendí un cigarrillo digestivo y me dispuse a ver la televisión. Pero mi cabeza flotaba.
-         Dale, saca a pasear al perro, que no salio en todo el día y te vas a dormir. Mañana empezamos temprano. Bramó mi mujer desde un rincón.
Me pare como un soldado. “Lemy”, mi ovejero alemán, se desenrosco de su siesta como un rayo, y a duras penas le puse la correa.
Como un buey arrastrando un carro, volé a la calle. Y lo subí a la camioneta.

Corrió como endemoniado por la plaza, mientras yo fumaba apoyado en el guardabarros de la camioneta.
Fumaba y pensaba.
Monstruos, cazadores, mundos paralelos, deudas a cobrar y la sangre chorreando de un mundo al otro y yo encima sin un peso encima.
¿Podía se cierto todo aquello? ¿O solo era victima de mi ingenuidad infantil o de su borrachera añeja?

La plaza vacía y solitaria.
Algún que otro gruesito arrepentido dando vueltas con la lengua afuera, como mi perro, y dos o tres “duritos” durmiendo en medio del pajonal mal cuidado. Nada raro. Poca luz tambaleante y amarilla en un faro sobreviviente, y unos pibes transando “merca” sin disimulo, en moto  por el medio de los juegos para chicos.
Todo a media luz, como el tango.
De pronto,  la esquina detrás de mí se ilumino como si fuese el día.
Cuatro coches enormes, de   un lujo total y de brillante negro estacionaron. Apagaron sus luces perforadoras de xenon, y algunos gorilas, almidonados bajaron le despejaron el camino a dos gordos trajeados, con pinta de “servicio”, que bajaron panzones y risueños y se sentaron a tomar algo en las mesitas para jubilados. Unos finos vinos en copas de cristal. La verdad es que eran raros.
Creo que me echaron un vistazo, pero no estoy seguro. Pero me intranquilizaron y me sacaron de mis pensamientos.
Lo cierto es que los pibes-transa rajaron como ratas y algún que otro apolillado del pajonal, también se despertó y rajo.
Yo por las dudas, agarré al can y silbando bajito volví a casa.
Basta de cosas raras por un tiempo. Al sobre.


La pequeña muchedumbre, se apretujaba asqueada pero entrometida, entre la policía, las cintas amarillas de limitación y algún que otro periodista mala-leche.
Ya lo había notado a media cuadra, cuando el rojo del semáforo me freno en Av. San Martin y Jonte. A metros de las seis esquinas.
Como pasa en estos casos, la gente mira boba, y sigue.
En la esquina, muchos azules, gorditos ellos, parloteando.
Las viejas asombradas, los pibes del box, asomados, el periodista mala –leche inventando su historia rutilante.
A mitad de cuadra, bajo el dragón grafiteado, un cuerpito chamuscado, calcinado a fondo.
Paré la moto y escuche de refilón.
“ NN, acuchillado y calcinado, se solicita traslado a la morgue judicial.

Un poli le decía al otro.
-         Esperemos que no empiecen a prender fuego a indigentes como en Europa. Sino flor de quilombo se viene.
-          Ojala, sino que de laburo vamos a tener.
Una vieja de ruleros le hablaba a una gorda de chancletas y camisón, que angustiadas susurraban.
-         Los que hicieron esto son unos monstruos, no pueden ser humanos.¿que pensaban que le iban a robar, si este no tenía nada.
-         Tenes razón Chola, era medio malo. Pero no se lo merecía. Nadie se merece estos, ni el peor de todos. Seguro son unos monstruos.

Yo sabiendo lo que había pasado simplemente mire un rato más, y arranque.
Hasta que otro vagabundo se me acerco de la nada y me cuchicheo.
-         La sangre se paga, en este o en cualquier mundo.
Lo mire buscándolo. Pero se había esfumado en la nada.
Cuando salí de la sorpresa, un coche negro brilloso y lustroso me cruzó.

La ventanilla de atrás se abrió eléctrica y un canoso con oscuros lentes polarizados, engominado, lleno de anillos y perfumes me miro firme. Parecía un político o empresario. No se, quizás alguien de la tele.
-         Pibe, quédate tranquilo. No es con vos. La sangre siempre se paga, en este o en cualquier mundo, solo que aquí a los monstruos jamás  nos cazan, ni podrán porque no existimos.  Aparte aquí nosotros mandamos.
Sin más chillaron las gomas y desapareció.

.
Volví a pasar dos días después, más por temor que por casualidad.
La pared lucia blanca por completo, bien limpia, ya la habían pintado nuevamente.
La puerta cerrada. Para siempre?
Me acorde al momento de mi chiquito y su temor.
A la noche, nuevamente dormí a mi “pichón” de la mano. Aun le teme a los monstruos.
Y  la verdad…..un poquito yo también





     

No hay comentarios:

Publicar un comentario