Q VES CUANDO NO VES?

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jueves, 8 de mayo de 2014

Instinto primario

Experta, lo enrollo piel a piel y sin contemplación lo dejo sin escapatoria.  Atado, rendido y  peligroso  explotó.
Mientras aquellas piernas enfundadas en suaves redes negras  lo atenazaron ondulando hasta sacarle el aire, y él se encogía contra la silla como un condenado a muerte, nuevamente lo sintió. Perforando. Algo estaba allí. Muy dentro suyo pero brotando con bestialidad. Golpeando desterrado por salir del encierro de años.
 El desconocido Manuel, su corazón y su sexo. Un poder implosivo de una nueva fisura cuarteándose bajo presión y estallando. Otra vez aquel nuevo coraje poderoso e incontrolable, que le espumaba la boca.
 No era por el sexo atrasado, ni por un deseo reprimido, era algo más poderoso.
Ese viejo y perdido reflejo salvaje en extinción que tan bien catalizan las peleas y el sexo.
-    Comamos despues- susurró- y le hundió sus largas uñas rojas en la espalda virgen.
Rasgado de dolor. Como un cavernícola enceguecido, le arrancó la ropa a jirones. Beso cada parte de su cuerpo desnudo a destajo. La inmovilizó sin piedad, se convirtió en su amo, y ella en su mansa esclava. En un trapo arrastrado por cada hueco de la cocina, aplastado y sacudido. En  un despojo húmedo, rendido al placer. Lanzada con salvajismo, le hizo conocer un punto inexplorado  de sus dilatadas fronteras. Al borde de la lógica natural. Un nuevo límite de agitación desconocido, un lugar en donde el dolor y el placer se convirtieron en una sola cosa. Lejos, mucho más allá de todo. 
 Marisa enloqueció, deliró e incluso sufrió. Hasta que finalmente, después de dejarse ultrajar despiadadamente, cayó absolutamente rendida.     
Por fortuna, sus vecinos de toda la vida eran personas mayores y algo sordas, sino nadie hubiese  dormido.
Eran casi las cinco y media de la mañana, y mientras ella dormía, cuando a pesar del frio y la oscuridad salió completamente desnudo a fumar en el patio trasero de su casa.  Una vez más en “suspensión animada”


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